Nunca suficientemente estimado ser que rige mi destino:
Te escribo yo, tu humilde servidora, para comunicarte, que me encanta tener este blog, donde cuento las innumerables aventuras a las que me veo sometida como buscadora de empleo. Internándome en las más gloriosas hazañas, en los más inexplorados caminos. El conocimiento de mi ciudad y Comunidad Autónoma, no tiene precio para mí. Poder bajar a los más bajos fondos de las más miserables empresas de telemarketing, es sin ninguna duda una experiencia con la que podré aburrir a mis nietos si algún día los tengo.
Sin embargo, y sin querer parecer desagradecida. Me gustaría poder detener, por una vez, esta vorágine de búsqueda de oportunidades.
Un trabajo, por favor.
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